miércoles, 28 de marzo de 2012

¿Cuál es el lugar del ecumenismo en la clase de ERE?

Contestar esta pregunta para mí requiere considerar muchas cosas, sin embargo intentaré dar respuesta desde lo más simple posible pero con fundamentos validos hoy en día. A mi manera de comprender la ERE no puede excluir lo ecuménico en su propuesta curricular, al contrario la ERE integra lo ecuménico dentro del proceso de aprendizaje del estudiante. Así que la prioridad o la opción de la ERE hoy en día es acoger ciertos aspectos que el ecumenismo hoy nos propone como teólogos para integrarlos en el quehacer pedagógico y conceptual en la escuela. La ERE busca dar una formación desde el hecho religioso a los estudiantes, donde el aspecto conceptual y humanizador del mismo valora las diferentes confesiones, para que se implemente una vivencia de fe más madura y tolerante con las iglesias, más responsable y evangélica con el anuncio de la Buena Nueva que reconoce al ser humano como hermano que redimensiona su vida a un ser trascendental que es Dios. Lo fundamental para el estudiante de ERE no son los contenidos que ofrece la asignatura para su formación sino el compromiso que este adquiere en su relación con los demás y este asunto lo lleva a tener un pensamiento más crítico, tolerante y respetuoso frente al fenómeno religioso para concientizarlo a ser menos ortodoxo o fanático, pues el fanatismo es falta de formación adecuada. Lo ecuménico no puede ser satanizado, ni rechazado. Particularmente en la ERE lo ecuménico es un proceso pedagógico que aporta a la construcción de la vida como crecimiento en humanidad desde el dialogo inter religioso; la diversidad o la heterogeneidad de confesiones. En este sentido el docente de la ERE aporta con su práctica pedagógica la posibilidad de ver el mundo religioso, sobre todo cristiano, como una situación compleja y constructiva a los desafíos de la violencia y la paz que necesita nuestro país. Una vez que el docente de ERE sabe valorar esta realidad y lo contextualiza de una manera respetuosa seguramente será un gran aporte para la madurez: humana, intelectual y religiosa de los estudiantes que cambiará la manera de ver las realidades que lo rodean. El hecho que la ERE integre lo ecuménico en su práctica pedagógica, muestra claramente la capacidad que el docente de ERE tiene para educar en la fe que testimonia la diferencia, proclama la comunión y promueve la participación, hace del ejercicio docente un don y gracia para cada uno de los estudiantes y toda la comunidad educativa. Si estamos convencidos que en la heterogeneidad de confesiones o prácticas religiosas se adquiere mucho más conocimientos seremos menos ignorantes y sensibles al otro en la convivencia ciudadana. . Saber compartir la vivencia espiritual con aquellos que no son de nuestra confesión religiosa es más formativa y educativa; sobre todo cuando la ERE asume esta tarea para hacerla más dinámica y crítica en la vida de los estudiantes donde ellos vayan descubriendo el verdadero rostro de Dios según los lenguajes que usan en su diario vivir. En este motivo es necesario que los docentes de ERE adquieran ciertas profundizaciones teológicas para ser menos rígidos conceptualmente, doctrinales y más abiertas a los signos de los tiempos y acoger la diversidad religiosa de los estudiantes. Así se evita confundir ERE con la catequesis o procesos de evangelización e ir más en el sentido de dejar al estudiante fortalecer la pregunta por el hecho religioso y tratar de responder con situaciones más existencialistas a ser su y que hacer religioso. Este proceso depende más de la sensibilidad que los docentes y estudiantes tengan al respecto, así como de los objetivos que programas en ERE se establezcan, pero es válida la posibilidad de considerarlo por la disgregación y discriminación latente que existe en medio de nuestra sociedad en el ámbito de lo religioso.

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